domingo, 2 de mayo de 2010

Un paseo para Rafael Jiménez (La Opinión de Málaga)

Un paseo para Rafael Jiménez

Las asociaciones de vecinos y de mayores de Carlinda piden que el paseo de Florisol lleve el nombre de Rafael Jiménez, el presidente de los mayores fallecido en enero y que ayudó a mejorar el barrio

 
Carlinda. Los presidentes de mayores y de vecinos con Mari Carmen y Estrella, las hijas de Rafael Jiménez (bajo estas líneas). C. Criado
Carlinda. Los presidentes de mayores y de vecinos con Mari Carmen y Estrella, las hijas de Rafael Jiménez (bajo estas líneas). C. Criado 

ALFONSO VÁZQUEZ Pocos vecinos se han desvivido tanto por su barrio como Rafael Jiménez, quien durante 14 años presidió la asociación de mayores de Carlinda y que falleció el pasado mes de enero a los 77 años.
Cada vez que había un problema en Carlinda, barrio vecino de la Granja de Suárez, ahí estaba Rafael para tratar de solucionarlo, acompañado por Joaquín González, su amigo y presidente de la asociación de vecinos.
"Mi padre nació en Osuna en 1932, sus padres tenían un bar allí y tras la guerra se vinieron a Málaga para poner un kiosco en Portada Alta, él era el más pequeño de sus hermanos", recuerda Mari Carmen, la hija mayor de Rafael.
Su vida transcurrió siempre trabajando duro como albañil. "Empezó de peón, luego subió a oficial de segunda y de primera y recuerdo que estuvo haciendo un curso, ya mayorcito, de maestro albañil, que terminó", destaca Mari Carmen.
Trabajó Rafael Jiménez en la Costa y hacia 1970 se mudó desde el Camino de Antequera hasta Carlinda, con su mujer Carmen y sus hijos. Un barrio que, por cierto, Rafael ayudó a construir.
Recién llegados a Carlinda y con cuatro hijos, la familia sufrió un duro golpe con el fallecimiento en accidente de moto de su hijo mayor, con sólo 19 años. "Fue un palo muy gordo", cuenta Estrella, la hija menor de Rafael, que recuerda que entre las pasiones de su padre se encontraban la fotografía, el camping (era un fiel de Valle Niza) la jardinería, la petanca y por supuesto, su barrio de Carlinda. "Siempre se preocupó mucho por el barrio", dice Estrella.
"Mi padre era uno de los que estaba metido en la organización de la verbena, ha sido un hombre que siempre le ha gustado que todo el mundo estuviera contento y a gusto", añade Mari Carmen.
De la dedicación por el barrio de Rafael sabe mucho su amigo y compañero de trabajo Joaquín González. "Era una persona de gran corazón que luchó mucho por la barriada y todo lo que hacía era de verdad. Estuvimos trabajando juntos durante 14 años, yo como presidente de la asociación de vecinos y él como presidente de ´Orgullo de Carlinda´ (la asociación de mayores que fundó), hicimos un gran equipo", reconoce Joaquín.
Para comprobar la dedicación de Rafael Jiménez, Joaquín González se limita a echar la vista atrás: "Hace 14 años el barrio era un descampado, en este periodo empezó a mejorar mucho con jardines, infraestructura, campo de fútbol, comisaría y finalmente el bulevar del Camino de San Alberto", resume. En todas estas mejoras estuvo detrás la constancia de Rafael Jiménez, reclamando para su barrio y haciendo incontables visitas al Ayuntamiento, asistiendo a comisiones y enviando los escritos que hicieran falta. "Era una persona que sabía leer pero apenas sabía escribir, con muchas faltas de ortografía pero tenía una dedicación acérrima por su barrio", recuerda su hija Estrella. Esas faltas de ortografía jamás fueron un obstáculo para Rafael a la hora de escribir las peticiones para Carlinda. "Sólo nos han faltado el centro de mayores, que ya está previsto y la iglesia", repasa Joaquín González.
Máximo Jiménez, presidente de los mayores, quien sustituyó en el cargo a Rafael dos meses antes de morir, por su precaria salud, recuerda sus numerosos viajes en autobús al Centro para ir al Ayuntamiento. "Tenía siempre muchas ganas de trabajar".
Rafael Jiménez Prieto ha dejado una huella imborrable en Carlinda por su entrega siempre en busca del bien común.