domingo, 30 de agosto de 2009

Tabernas con sabor añejo (Diario Sur)

Tabernas con sabor añejo

Uno de los atractivos de la Málaga del siglo pasado eran las tabernas. Los turistas saboreaban en ellas el vino de la tierra o compraban garrafas para llevárselas a sus lugares de procedencia. La mayoría de esos establecimientos ya no existen
30.08.09 -
 
 Tabernas con sabor añejo
Esa taberna abrió al público en 1840 en la Alameda. / SUR
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LA frase que decía que Málaga era la ciudad de las cien tabernas y una sola librería no se ajusta ya a la realidad. En los últimos años ha aumentado el número de comercios donde se venden libros y ha disminuido el de los tradicionales locales en los que degustar el vino en sus diversas variantes. Aunque aún quedan abiertas algunas de las tascas que fueron punto de encuentro de malagueños y forasteros, la mayoría echaron el cierre para siempre al no poder competir con otro tipo de negocios y sufrir una pérdida progresiva de clientes.
El vino de Málaga suponía el reclamo principal de las tabernas. Muchas eran propiedad de bodegas que servían sus caldos en esos locales. El tipismo y el costumbrismo fueron las notas predominantes de los establecimientos vinateros. Uno de los que aún continúan abiertos es la Antigua Casa de Guardia, que se creó en 1840. Su fundador fue José de Guardia. Se abastecía, y sigue haciéndolo, de los vinos procedentes de su propia bodega.
Locales con solera
Otras tascas con solera son las Quitapenas, ligadas a la bodega del mismo nombre. Llegó a haber veintitrés tabernas Quitapenas funcionando a la vez. En la actualidad, sólo quedan tres, dos en el centro de Málaga y otra en El Palo. La bodega Quitapenas, en los últimos años, se ha dedicado más al embotellamiento y la distribución de vinos de Málaga por todo el mundo que a la venta directa en sus propias tabernas.
Otro nombre estrechamente ligado a los caldos malagueños es el de La Campana. También hubo más de veinte tascas con esa denominación. Se nutrían de los vinos procedentes de la bodega Pérez Texeira. La desaparición de la misma trajo consigo el declive de gran parte de las tabernas de La Campana. Aún se mantienen abiertas tres: dos en Málaga y una en Torremolinos. La más antigua es la situada en la calle Granada.
No hay que olvidar bodegas como Flores y Gomara, que dispusieron de tabernas en las que se servía el vino que fabricaban. Eran locales muy frecuentados por un público fiel que pedía caldos de la tierra.
Tascas como La Raya, la Viña P o la Alaska, entre otros, también forman parte de la historia de esos establecimientos característicos de la Málaga del siglo pasado.
Además de vino, la mayoría de las tabernas ofrecían marisco (y lo siguen haciendo las que han logrado sobrevivir). Gambas, mejillones, búsanos, quisquillas, conchas finas, navajas o camarones se consumían en la barra acompañando a vinos de Málaga como el Pedro Ximén, el moscatel, el lágrima, el pajarete, el añejo o el oloroso, sin olvidar el vermú de grifo o la cerveza. Durante mucho tiempo, la marca de cerveza que se vendía en exclusiva en las tascas era Victoria, por ser fabricada en Málaga y contar con el beneplácito de la clientela. El vino dulce mezclado con soda tenía (y tiene) muchos adeptos, sin dejar de lado a los blancos y los tintos de Valdepeñas servidos en vasos en los que había una raya azul y otra roja en la parte superior.
Venta a granel
Además de las consumiciones que se tomaban en las tabernas, era frecuente vender vino a granel. El comprador llegaba con una botella y pedía que se la llenaran para luego beberla en su casa. Aparte, era casi obligado para los turistas adquirir garrafas de vino de Málaga para llevárselas a sus lugares de origen.
Los cambios de gustos en el consumo de bebidas alcohólicas, con un predominio de los combinados y la disminución de los caldos de la tierra, trajeron consigo un declive de las tabernas. Así, muchas de ellas dejaron de ser rentables y se vieron obligadas a cerrar.