sábado, 31 de octubre de 2009

La placita de la Trinidad o la imagen de un bombardeo (La Opinión de Málaga)

La placita de la Trinidad o la imagen de un bombardeo

 

ALFONSO VÁZQUEZ Mientras se fragua el Parque de los Cuentos en el vecino convento, más vale que ningún miembro de la familia real frecuente la Calzada de la Trinidad. Ya saben, podrían formular lo mismo que el Príncipe Felipe hace unas dos décadas, cuando al contemplar el barrio del Perchel preguntó si la zona había sufrido algún cataclismo o incendio.
En la preciosa placita de la Trinidad la sensación es la misma. Los japoneses se han confundido y en lugar de sobrevolar Pearl Harbour se han dado una vuelta por estos andurriales. Sea o no cierto el ataque bélico nipón, el paso del tiempo sí ha hecho de las suyas en estas placita (oficialmente ´placeta´), que por desgracia bien puede describirse como un ´gran cascajo´ que cualquier día se nos cae.
La placita es en realidad el compás del convento de las clarisas, fundado en 1861 y delimitado por unas viviendas que se viene abajo de viejas.
La única novedad es que un providencial pivote impide la ´guarrería´ de que la plaza vuelva a convertirse en un aparcamiento. El empedrado está libre de coches pero si uno se coloca de espaldas a la iglesia, el panorama es sobrecogedor: grietas, techos destrozados, ventanas tapiadas, pintadas gigantes en muros descascarillados... Sería muy triste que mientras el vecino convento de la Trinidad recupera los aires del pasado, a treinta metros se viviera el proceso contrario.
¿Quién debe reparar este penoso espectáculo?, ¿la Diócesis, el Ayuntamiento, la Junta? No importa quién sino la celeridad en gastarse ese dinero. Con el convento de las clarisas no debe haber ´compás´ de espera.
El carro
? José María, un atento lector, escribe a esta sección para compartir con todos el ´enigma´ de un carro, que desde hace años dormita en la calle Héroe de Sostoa, a la altura del número 122, donde hoy se levanta un supermercado Lidl.
El artefacto, con el diseño milenario para ´tirar de él´, ha aguantado carros y carretas, y ni si quiera las obras del metro han logrado que se marche de la zona. El caso es que el carro permanece tapado y suele tener algunos trastos encima.
Inasequible al desaliento, presencia inmutable en la Carretera de Cádiz desde tiempo casi inmemorial... todas estas pistas animan a nuestro lector a aventurar la solución a un viejo enigma: ¿Será el carro de Manolo Escobar?
Abonos y fuentes
?Pero no todo son malos ratos para el patrimonio de Málaga. La fuente de los Cristos, junto a la calle Ollerías, luce espléndida estos días y parece que no han pasado más de dos siglos por ella. El único elemento ´distorsionador´ es una pintada que acompaña el muro vecino y que reza la siguiente memez: "Un pacifista muerto, abono pá mi huerto". La mente que pergeñó la pintada sí que está metida en abono.