Cuerda de presos para acompañar al general Torrijos
Miembros de la asociación histórico cultural ´Torrijos 1831´ recrearon ayer en Torrealquería la captura de José María Torrijos el 5 de diciembre de 1831 y su conducción a Málaga
ALFONSO VÁZQUEZ. MÁLAGA El mayor tiene 25 años y "por hacer cosas que no debíamos", como cuenta Juan Andrés, están viviendo en la vecina cárcel de Alhaurín, cuya torre asoma en el valle. Ayer salieron de permiso seis internos para engrosar las filas del general José María Torrijos, en su lucha contra la tiranía de Fernando VII, pero como en la vida real, fueron apresados y engrosaron la cuerda de presos que en el lejano diciembre del año 1831 condujo a Torrijos y sus hombres hasta una muerte segura.
Los seis internos se unieron a la recreación histórica que desde hace 8 años realiza la asociación histórico cultural ´Torrijos 1831´ de los últimos días del general madrileño. Ayer fue el turno del apresamiento, ´a cuatro leguas´ de Alhaurín de la Torre, en la alquería de Mollina, de Torrijos y sus hombres.
Un cambio de aires. Como explica Ruth González, encargada de actividades culturales de la cárcel de Alhaurín de la Torre, la de ayer fue una salida que realizan internos "que normalmente están saliendo de permiso" y que aunque no tiene beneficios penitenciarios, "para ellos es una experiencia muy buena porque disfrutan y les supone un cambio de aires".
Cinco años lleva el centro de Alhaurín de la Torre colaborando en esta experiencia y algunos internos repiten. Para la ocasión, interpretaron a personajes del pueblo con ropa proporcionada por el centro.
Vestidos con trajes y uniformes de época, civiles y militares marcharon ayer a la semiderruida alquería, sobre la que se encuentra, a muy pocos metros, el antiguo cortijo del Inglés, el emplazamiento del gobernador Vicente González Moreno, quien tras engañar a Torrijos, logró cercarle en este precioso enclave.
El historiador Esteban Alcántara, vestido de burgués de la época, señala una loma, el punto intermedio entre la alquería y el cortijo del Inglés, en el que casi con toda seguridad tuvo lugar el parlamento entre los dos contrincantes antes de la rendición oficial.
Llegado el grupo de actores y figurantes a la alquería, se despliegan las fuerzas que lograron cercar a Torrijos: el Regimiento de Infantería de Línea ´Infante´ número 4, los jinetes del 4º de Ligeros y los voluntarios realistas de Alhaurín.
Por la cuesta que lleva hasta el lugar en el que Torrijos resistió desde la tarde del día 3 hasta la mañana del 5, baja uno de los hombres del general liberal, quien en silencio entrega al actor que hace de gobernador González Moreno un pañuelo blanco. La rendición.
A continuación, José María Torrijos entrega su fajín de general y el sable al vencedor pero apostilla con voz potente, para que se oiga en todas partes: "No quiero un derramamiento de sangre entre nuestros hermanos españoles pues no hemos venido aquí a luchar contra ellos sino a destituir el gobierno cruel de Fernando VII y proclamar la Constitución".
Y son precisamente los vivas a la Constitución y la libertad los que resuenan por las calles de Torrealquería cuando pasa la cuerda de presos con semblante serio y concentrado, escoltada por las fuerzas absolutistas. Cierran la marcha un grupo de mujeres con banderas.
"Cuando me meto en el personaje pongo la máxima concentración y seriedad", confiesa Jesús Rivera, que interpreta a Torrijos y que considera que las ciudades relacionadas con este héroe en nuestra provincia (el desembarco en Mijas, la captura en Alhaurín de la Torre y el fusilamiento en Málaga) "tienen olvidada la historia".
Finalizada la representación, Fausto, uno de los internos, cuenta: "Me metí mucho en el papel y me apuntaré otro año".
Por su parte, Miguel Ángel señala que se divirtió mucho y espera representar este papel de preso sólo en la ficción. "Yo quiero una vida nueva porque hay que disfrutar de la vida y la que tenemos dentro no se disfruta nada".
El martes 8, la asociación ´Torrijos 1831´ visitará en Málaga la plaza de la Merced, El Bulto, el Cementerio Inglés y el refectorio del Carmen, donde el general y sus hombres pasaron su última noche antes de ser fusilados. Murieron pero ganaron la partida.
